Todos estaremos de acuerdo en que las formas de una mujer son bellas. Cuando vemos una imagen como la de El Baño Turco de Ingres, no nos sorprendemos ante la desnudez. La mujer ha sido desnudada e idealizada a lo largo de la historia del arte, pero lo que realmente hemos visto siempre, son los objetos de deseo del hombre. El cuerpo femenino no es necesariamente así, y lo vamos a ver en próximas imágenes.
El artista masculino ha representado a la mujer para espectadores masculinos. Es, por así decirlo, la pornografía resguardada bajo las protectoras faldas del arte. Cualquier pretexto sirve para el desnudo femenino y representarlo de forma erótica y sensual.
La mujer usada como soporte de la mirada.
Esto cambia cuando el artista deja de ser el hombre. Vemos el ejemplo de El Juego de Ajedrez, pintado por Sofonisba A. en 1555, donde las mujeres aparecen como seres pensantes.
Pero viajamos muchos años hacia delante y vemos que el panorama no ha cambiado:
Damos por sentado que esto tiene que ser así. Y a las mujeres inconscientemente deseamos ser la figura representada arriba. Es cómodo ser un objeto.
En la actualidad hay una corriente de artistas femeninas que han luchado por cambiar este concepto. Sus imágenes tienen un fuerte componente subversivo y nos perturban.Vemos a continuación una imagen de Judy Chicago titulada Red Flag.
Impactante, ¿verdad?
Se muestra el cuerpo en toda su naturalidad, exponiendo sus fluídos internos. Estas versiones ya no invitan a poseer a la mujer. El título, además, lo dice todo: "Red Flag", bandera roja, revolución. Igual de claro nos lo deja la artista estadounidense Barbara Kruger, empleando el lenguaje visual de la publicidad.
Conclusión: tenemos que seguir luchando por mantener una imagen digna de la mujer, sin adentrarnos en el feminismo. El arte es un arma muy poderosa en la que nos podemos apoyar para cambiar las cosas.
Crear una imagen subversiva:
Entendemos por imagen subversiva aquella que altera el orden público.
"Femisculinidad"
En esta fotografía lo masculino y lo femenino chocan hasta convertirse en uno. Aunque no sea algo exclusivo de mujeres el acto de ponerse una zapatilla de ballet, sí lo asociamos a ello, y siempre esperamos ver en esa escena un pie bonito, delicado, femenino. En este caso el abundante vello rompe ese esquema mental y lo interpretamos como una incongruencia. La imagen me resulta bella a pesar de esto (aunque podría mejorar bastante plásticamente).
Esta ha sido mi imagen y mi resumen de la clase.
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